sábado, 7 de marzo de 2009

EN LA COSTA OESTE, HIKADUWA

22 al 27 febrero 2009

Temprano por la mañana nos montamos en un autobús Kandy-Colombo (216 rupias los dos) para una vez allí enlazar con el directo hasta Hikaduwa (174 rupias).

La zona sur de la isla fue uno de los sitios donde el Tsunami del 2004 causó la muerte de más de 30.000 personas entre ellos decenas de turistas. Olas de hasta 35 metros de altura que engulleron gran parte de la costa dejando un paisaje desolador. Una auténtica y trágica catástrofe natural.



5 años después aún se pueden ver las huellas de los destrozos, aunque gracias a la ayuda del gobierno de Sri Lanka y a la colaboración de extranjeros, las zonas afectadas han resurgido rápidamente y el turismo les ha vuelto ha propiciar buenos augurios.


Y no es para menos, pues el lugar se lo merece. Viviana, una buena compañera, ya nos había puesto en antecedentes diciéndonos lo bonito que era el lugar (gracias por tus consejos). Evidentemente nada como vivirlo para apreciarlo y sobretodo disfrutarlo.
A parte del ambiente turístico y algunos surferos en busca de olas, Hikaduwa tiene unas playas y un agua fantásticas. Darte un baño en sus aguas cristalinas es como… Parece que no estés en el agua, porque es tan sumamente clara que lo ves todo perfectamente. Pero al mismo tiempo notas que tu cuerpo no pesa y que no andas… parece que levites… buff… es que no tengo palabras para describirlo. Tendréis que venir a probarlo, jejeje.



En el paraíso estuvimos una semanita, alojados en el Hansa Hotel (700 rupias) , en una habitación con balcón mirando al mar a tan solo 5 metros del agua. Increíble. Lo mejor por las tardes, era cuando llovía y el cielo se tornaba gris. Las gotas caigan en el agua del mar mientras el sol hacía de las suyas para abrirse camino entre las espesas nubes.
Durante esos momentos uno se sentía como en un sueño, y de golpe… zas… las nubes desaparecían y el sol naranja exprimía sus últimos resquicios de luz antes de esconderse del todo.




Así fueron pasando los días y Emilio y yo seguíamos disfrutando, jugando al carrom, al ping pong, a cartas, aprendiendo a surfear, degustando las delicatessen del mar… y… Hikaduwa fue el lugar del encuentro, de las miradas, del filtreo, del amor… Yogurt con miel!!! Como expresar el tacto, la consistencia, el sabor y esponjosidad del “Curd and Money”.
Sin duda el mejor yogurt que jamas haya probado en mi vida. No se que tendrá, pero es como una droga. Al principio uno es receloso de probarlo, para mas tarde no parar de comer y comer y comer.


Uno de los días nos alquilamos una motito para ir a visitar los alrededores, entre ellos Galle y la playa de Unawatuna. También tuvimos la oportunidad de visitar un centro de acogida de tortugas, en el cual, aparte de dejar una pequeña donación también pudimos llevar al mar a una tortuguita pequeña. La mayoría de la gente que visita las asociaciones de tortugas lo hace en Kosgoda, donde es posible visitar 4 o 5 sitios dedicados a ello. Pero lo cierto es que el Hikaduwa, a un kilómetro aproximado en dirección a Colombo hay un pequeño orfanato de tortugas, donde se ven desde tortugas amputadas (mordeduras de tiburón, tsunami…), tortuguitas bebe, huevos incubándose al solete y tortugotas de mas 10 kilos de peso (más info en www.srilankaturtles.com).



Y de Hikaduwa nos movimos unos cuantos kilómetros hacia al este. Mirissa nos depararía unos días de auténtico relax.

E-mail: unpaseilloporelmundo@hotmail.com

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